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Un 2,59% más pobres

Por: Alberto Cagigas
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Si preguntamos a nuestros conocidos cómo les ha afectado la crisis, las respuestas pueden ser muy variadas según las diga el empleado que se ha quedado en el paro, el autónomo que ha tenido que cerrar su negocio, el empresario que ha recortado la estructura de su negocio para poder sobrevivir, el funcionario que ha perdido poder adquisitivo al ver rebajado su sueldo, el director de oficina bancaria que ha visto mermada su nómina al reducir su número de operaciones, … Y en el lado contrario, tenemos al emprendedor que te dice que vende mucho más porque sus productos tienen un precio bajo destinado a economías domésticas con dificultades (no voy a decir el nombre, pero hay una empresa agroalimentaria de Castilla y León que creció en 2010 por encima del 25% y que causa la envidia y admiración entre sus colegas). Cada uno es su yo y sus circunstancias económico-financieras, pero lo cierto es que hoy en día los castellanos y leoneses somos más pobres que hace un año. Según un avance publicado recientemente, la renta per cápita de Castilla y León descendió un 2,59% en 2010 hasta reducirse a los 21.893 euros. Como consuelo nos queda que en este parámetro nos situamos en la zona templada de la tabla, pues hay regiones cuyo PIB per cápita desciende más de cuatro puntos, curiosamente las más pobres, con lo que aumentan aún más las diferencias económicas entre las comunidades autónomas menos desarrolladas y las más ricas. En este tobogán que es la economía española, no se salva nadie, pues todas las regiones registran pérdidas de riqueza.

Así que si alguien nos pregunta cómo nos afecta la crisis, al margen de consideraciones personales, podremos decir que sólo en el último año somos un 2,59% más pobres -o menos ricos, según la declaración al fisco-. El dato de la renta per cápita se obtiene dividiendo el PIB entre la población, según las estadísticas oficiales, y no tiene en cuenta otras consideraciones, como la subida de impuestos indirectos y directos o el alza de las tarifas energéticas (luz y gas) y de los combustibles, por lo que temo que nuestro poder adquisitivo ha sufrido una merma mayor. Conociendo esa tendencia, dan ganas de palparse los bolsillos, porque es como si nos hubieran robado dinero de la cartera -o la cartera entera, dirán algunos-.

Estadísticas macroeconómicas

Lo bueno de las estadísticas macroeconómicas es que ponen números a situaciones muy heterogéneas. Uno no puede llenar el depósito de la gasolina como hacía antes, otro ya ni se le ocurre comprar un cartón de tabaco por su constante subida de precio, el de más allá ha dejado de tomar cañas en los bares para pasar a beberse una cervecita de vez en cuando en casa y el de más acá se ha olvidado de las cenas en los restaurantes los sábados, porque según la macroeconomía, hemos visto mermada nuestra riqueza en un 2,59%, que para algunos son los euros necesarios para mantener una cierta calidad de vida o poder darse un capricho de vez en cuando.

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