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¿Cuáles serán las profesiones del futuro?

Por: Alberto Cagigas
Big data
A pesar de la enorme versatilidad de las soluciones basadas en datos, también hay creencias o mitos en torno a esta disciplina que se repiten y que carecen de base.

¿Recuerdan cuando eran pequeños y les preguntaban qué querían ser de mayor? Todos decíamos profesiones como médicos, policías, exploradores, pilotos, por supuesto futbolistas o algún otro oficio inspirado por la serie televisiva de moda en aquel momento (¡ay, cuántos periodistas surgieron por ver Lou Grant!). Hoy esa pregunta no tiene ningún sentido porque el 65% de los niños que empiezan la escuela terminará trabajando en empleos que aún no han sido inventados.

No les suene raro o a profecía, porque eso ha ocurrido en las anteriores generaciones. Los de la pasada década de los 60 terminaron trabajando en la industria de las tecnologías de la información, que no existía cuando nacieron; los de los años 70, en el ámbito de Internet; y los que en la actualidad vayan al colegio por primera tal vez acabarán ganándose la vida en… vaya usted a saber, porque ahora los cambios en el sector productivo son mucho más vertiginosos ya que la tecnología está revolucionando sectores que habían permanecido inamovibles durante decenios, según una de las concluciones del II Foro Educación-Empresa, impulsado por la Consejería del ramo y por la Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León (Fuescyl) en el que se analizó este tema.

Por ponerles un ejemplo que conozco ligeramente de cerca, en apenas una década hemos pasado de leer las noticias en papel a informarnos a través del móvil o de la tableta e incluso en las redes sociales. Y esa revolución ha conllevado en la profesión la desaparición de oficios, como el corrector de estilo, y la aparición de otros, como los periodistas especializados en medios digitales.

‘Big data’

¿Y cuáles son las profesiones con mayor proyección? Pues aquéllas que no existen. Para prepararnos a las futuras demandas laborales, conviene estar al día sobre dónde se están volcando las innovaciones que pueden revolucionar el mercado, como la utilización de drones para la distribución de mercancías, coches autónomos que se conducen solos, Big Data, el Internet de las cosas, impresoras 3D e incluso impresoras 4D que no sólo fabricarán objetos individualizados, sino que construirán productos que podrán transformarse a sí mismos para adecuarse a distintas circunstancias o autorrepararse, nanotecnología, biotecnología, economía colaborativa, turismo espacial, genética o la creación del primer mapa de la actividad del cerebro humano, tal como plasma el último libro de Andrés Oppenheimer.

Lógicamente, estos desarrollos no sólo crearán nuevas profesiones, sino que alumbrarán negocios emergentes con un vasto mercado que abordar. Por eso, los empresarios también deben de estar atentos a esas innovaciones, porque en el fondo terminarán afectando a todos los sectores, tal como pasó con Internet.

Pero volviendo a las profesiones del futuro, más importante que adquirir conocimientos es tener una actitud positiva ante los inevitables cambios, lo que incluye estar dispuestos a la movilidad, la formación permanente y la agilidad mental para dar el salto a las nuevas demandas laborales. Sin salir de mi sector, conozco a muchos periodistas retrógrados que despreciaron la irrupción de la prensa digital e incluso miraron por encima del hombro a los nuevos ciberperiodistas. Ahora se encuentran arrinconados en las redacciones o directamente en la calle, con su dignidad intacta y el futuro cercenado.

Ante estos retos, debemos educar a los niños y jóvenes -y no tan jóvenes- para que tengan las herramientas necesarias con las que enfrentarse a un mercado laboral cambiante en el que desaparecerán muchos oficios, pero surgirán otros más apasionantes. Sólo así evitaremos que la generación mejor preparada de la historia termine trabajando como taxistas o camareros, con todos los respetos hacia esas profesiones, eso sí, con una amplia cultura para pontificar sobre cualquier tema.

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