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Tomás Pascual, torrente de talento y energía

Por: Carlos Martín Tobalina
Tomás Pascual Sanz.
Tomás Pascual Sanz.

Creo que era octubre de 2004 cuando habíamos iniciado desde Excal un programa que aún existe, denominado Empresas Tractoras, con el objetivo de identificar proyectos de inversión e inversores de la mano de las empresas que generan más actividad en Castilla y León.

Nos habíamos dirigido a un primer grupo de empresas entre las que se encontraba el Grupo Pascual. Sería media mañana y salía de visitar una empresa en el Polígono de Villalonquéjar cuando recibo una llamada al móvil. Al contestar, una voz algo rasgada pregunta por mí y me dice que es Tomás Pascual y que me contestaba al comunicado que había remitido a su empresa pidiendo ayuda para apoyar la llegada de nuevos inversores a Castilla y León.

No me lo podía creer. El creador del grupo de alimentación más importante del país llamaba directamente a un insignificante responsable de una unidad de captación de inversiones con una larga estructura jerárquica por encima para ponerse a disposición de esa idea y ayudar a generar más inversiones y empleo en Castilla y León.

Fueron 10 minutos de una conversación deliciosa. En realidad, de conversación tuvo poco, sólo hablaba Don Tomás, yo escuchaba e intentaba tomar notas en la calle sobre las ideas de este talento emprendedor, seguramente el más grande que ha dado Castilla y León en la historia industrial de nuestra comunidad autónoma.

Me habló de los proveedores y clientes del grupo, los proyectos de futuro, las sinergias con otros sectores, su decisión de diversificar el grupo, la apuesta por las nuevas tecnologías y productos, la voluntad de crecer y seguir ampliando la actividad del Grupo Pascual, los problemas que habían tenido con otros grupos y lobbies internacionales lácteos que veían en Pascual a una amenaza al control de un segmento de la industria de zumos, yogures y otros derivados, y su determinación a luchar contra esta injusticia.

No tuve oportunidad de volver a hablar con él. Don Tomás fallecía un año y medio después. He saludado en un par de ocasiones a su hijo, Don Tomás Pascual Gómez-Cuétara, un excelente industrial a la altura del grupo que dirige, pero no me he atrevido a contarle este capítulo de mi vida profesional.

Años después, ya en fechas recientes (septiembre de 2017), asistía a una reunión del Consejo Asesor del Foro Guadarrama que organiza Castilla y León Económica. En la reunión, escuchaba cómo Don Enrique Cornejo, otro gran empresario del sector cultural, relataba de manera impecable un anecdotario de experiencias vitales con Don Tomás Pascual. Hablaba de él con pasión y devoción, y describía un personaje único, irrepetible, vital, cuya desbordante personalidad e inteligencia se colocaron al servicio de la generación de actividad, negocio, en definitiva, al servicio de la creación de uno de los grupos empresariales más importantes del país.

En aquel relato de las vivencias de Enrique Cornejo con Tomás Pascual vi reflejada la conversación telefónica que 13 años atrás había tenido con el fundador del Grupo Pascual.

Intuición

De las innumerables cualidades que adornaban a este emprendedor, el gran emprendedor de Castilla y León, me gustaría destacar una que es muy difícil de encontrar en el resto de los mortales: su innata intuición por empatizar con las necesidades de clientes y proveedores, y lo que es más difícil, su capacidad para hacerles ver que ellos tienen una necesidad que él era capaz de satisfacer. Simplemente genial, así era este hombre.

Don Tomás, segoviano de nacimiento (Fuentemizarra, 1926), se crió en Aranda de Duero y allí desarrolló su impresionante proyecto empresarial. Posiblemente, su intuición para los negocios se edificó con la dura experiencia de una juventud vinculada al trabajo en la venta y la distribución.

Como hemos dicho en ocasiones anteriores, los emprendedores más significados son capaces de unir inteligencia, talento y destreza con esfuerzo y pasión por su idea, por su proyecto.

Don Tomás constituyó en 1950 la sociedad Pascual Hermanos, sociedad que comenzó a operar en diferentes negocios dentro del sector de la ganadería y de los piensos. En el año 69, su trayectoria como ya reconocido empresario, su conocimiento de la distribución y su voluntad de integrar nuevos negocios vinculados a su fuerza de ventas, le hicieron aceptar una invitación de la Caja de Ahorros Municipal de Burgos para adquirir una cooperativa láctea en dificultades.

Su negocio no era hasta entonces la leche, pero los negocios agroalimentarios no son una cuestión únicamente de calidad en los productos, consisten más bien en saber adecuar las variables fundamentales de la distribución, el margen, la calidad y el mensaje a las necesidades del mercado. Y diría más, si esas necesidades no existen, se crean, porque aunque el consumidor no lo sepa, esa necesidad siempre ha estado latente en el mercado. Gana el que es capaz de identificarla y satisfacerla. Gana Pascual. Don Tomás era, es y será el mejor en esta disciplina.

Calidad Pascual

No es casual que, en 2015, el grupo Pascual reinventa su imagen y pasa a denominarse Calidad Pascual, adoptando el lema Tú, nuestra razón de ser. Inteligente forma de dirigirse al mercado para decirnos que utilizarán su músculo, su capacidad de distribución y de atención al mercado para darnos lo que necesitamos y que aquello que necesitamos es un producto de calidad, Calidad Pascual. Toda esta estrategia, seguro que perfeccionada, tiene un ADN claro: la voluntad de Don Tomás por dar al mercado lo que necesita, y si el mercado no se ha dado cuenta de esa necesidad, se crea la necesidad.

Don Tomás era un hombre con una capacidad inmensa por absorber nuevas tendencias que las transformaba en ideas para su proyecto. Conoció a principios de los 70 las nuevas técnicas para alargar la vida de la leche envasada en métodos aún vigentes como la leche UHT. Así, en 1972 es la primera compañía en lanzar en España la leche uperizada en envase Tetra Brik, compañero de viaje de Grupo Pascual.

Don Tomás Pascual ha seguido desde entonces liderando un proceso de diversificación del grupo en base a la producción de zumos, yogures (¡así me pidió que llamara a su nuevo producto Don Tomás, faltaría más!), agua, cereales, todos estos productos vinculados a una estrategia insuperable de distribución, innovación y calidad, Calidad Pascual.  

En sus principios como empresario, siempre ha presidido la voluntad firme de reinvertir en su proyecto los beneficios generados en la empresa con el objetivo de seguir creando riqueza, actividad y empleo, principio presente en el ideario de otros grandes emprendedores que hemos venido repasando, una responsabilidad para con el entorno con el que colaboran y que permite perfeccionar el círculo virtuoso del talento y el esfuerzo a disposición de un proyecto empresarial en un territorio que está volcado con tal proyecto.

Una gran lección contemporánea para todos, también para los que únicamente fijan sus objetivos en la cuenta de resultados de la empresa como una oportunidad para su autoenriquecimiento sin la más mínima reflexión sobre el entorno que le ha ayudado a construir un proyecto empresarial.

De la limitada labor de investigación que vengo haciendo para conocer a estos grandes emprendedores, he podido saber que muchos de ellos guardaban contacto y hasta cierta amistad. Más allá de la consabida relación de parentesco por el matrimonio de Don Tomás con Doña Pilar con los Gómez Cuétara, otra ilustre familia de industriales, nuestro protagonista conocía y compartía vivencias con los Ribera, Emiliano Revilla, García Abril, y algún otro destacado industrial que espero que pueda asomarse a esta ventana próximamente.

Sólo así se comprende que todos ellos mantuvieran patrones similares de actitud y comportamiento, patrones que se tratan de explicar en ámbitos docentes como los principios de los nuevos emprendedores y que en absoluto son nuevos.

Don Tomás Pascual ha sido el padre del Marketing Directo en España, su capacidad para interpretar el mercado, reforzar la distribución, aprovechar su fuerza de ventas para llegar más pronto y mejor al consumidor e innovar como vocación debería ser materia de enseñanza obligatoria en todas las academias formativas para futuros empresarios.

Su esfuerzo, intuición, inteligencia y sagacidad propia de un fuera de serie le llevó a crear el grupo empresarial de alimentación más importante de nuestro país. Un grupo que factura más de 1.000 millones de euros y que emplea de forma directa e indirecta a unas 10.000 personas, muchos de ellos aquí, en nuestra tierra, en Castilla y León.

De aquella llamada en octubre de 2004 se me grabó para siempre una conclusión de uno de los más grandes empresarios que ha dado nuestro país, posiblemente el más grande que ha dado Castilla y León: mantén firmes las bases del proyecto al que has decidido vincular tu esfuerzo y rebélate ante todas aquellas barreras, ataques e injusticias que lo pongan en peligro.

Don Tomás Pascual Sanz (1926-2006), 80 años dedicados a construir actividad, empleo y riqueza. empresario y emprendedor. Torrente de talento y energía a disposición del grupo que lleva su nombre. Rebelde ante las adversidades y enemigo de la tibieza y las indiferencias que ponen en peligro el progreso de los territorios.

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