El fin del año 2013 nos trae alguna noticia esperanzadora en términos de indicadores económicos ligados a la innovación. Durante los últimos 3 años, los datos arrojaban para Castilla y León unas cifras negativas, que a pesar de estar en consonancia con el ciclo en España, generan preocupación sobre el grado y capacidad de reacción de una industria que debe afrontar la crisis con criterios puramente competitivos: más internacionalización y más innovación.
Se antoja esencial incrementar el ratio de empresas innovadoras en nuestra comunidad autónoma, especialmente las pymes que deben liderar un cambio paulatino en el modelo productivo. A mayor tejido industrial innovador, mayor capacidad para competir en un mercado cada vez más ávido de soluciones tecnológicas y mayores garantías para poder diversificar los riesgos desde un mercado nacional en declive hacia otro tipo de mercados emergentes y con gran capacidad y dinamismo. Dicho de otro modo, innovación e internacionalización están cada vez más interrelacionadas.
Fondos europeos para la innovación
Por otro lado, la Unión Europea obliga a que cada región de los Estados miembros presenten durante los próximos meses un diagnóstico del perfil productivo sobre el que desarrollar las capacidades industriales futuras de las regiones europeas. De esta manera, los fondos europeos no estructurales ligados a la innovación (Horizonte 2020) estarán dirigidos para cada región en función del diagnóstico que se presente y se apruebe por la UE.
Los sectores sobre los que Castilla y León ha diagnosticado el cambio en su modelo productivo son agroalimentario, automoción y bienes de equipo, medio ambiente y energía, hábitat, salud, turismo, patrimonio y lengua y, finalmente, las TICS. Estos sectores deben ordenarse en sistemas innovadores (clusters) incorporando a las universidades y a las Administraciones en un modelo que se denomina de Triple Hélice.
Infraestructuras tecnológicas
Las infraestructuras tecnológicas (parques tecnológicos y científicos) deben jugar un papel fundamental en este proceso de especialización productiva como entornos en los que alojar nuevas iniciativas empresariales innovadoras. De esta forma, convivirán factores de emprendimiento con la política sectorial y la innovación como concepto, que para el caso de Castilla y León se debe consolidar en una estrategia para conseguir tener más empresas pymes innovadoras y para conseguir que haya más esfuerzo innovador por parte de las empresas tractoras castellanas y leonesas de forma que éstas puedan capilarizar su esfuerzo hacia empresas más pequeñas de su cadena de valor.
Incrementar el esfuerzo innovador, más pymes innovadoras y mejor transferencia tecnológica son los objetivos genéricos sobre los que aterrizar un sistema de innovación que hemos denominado Red de Innovación Regional en la que debe consolidarse un sistema real de colaboración público-privada.
De momento, y según los datos a los que hacía mención al inicio de este post, Castilla y León ha presentado los datos de mayor crecimiento en esfuerzo innovador (7,5% crecimiento del año 2011 a 2012) de España, por encima del País Vasco y siendo ambas comunidades autónomas las únicas que han crecido, llegando durante el año 2012, según cifras oficiales del INE, a un esfuerzo de 617,5 millones de euros, datos que en gran parte se deben a la apuesta inversora de algunas de las empresas tractoras más importantes de la comunidad autónoma.
