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La cruzada de la reindustrialización

Por: Carlos Martín Tobalina
El objetivo del 20% de peso industrial en nuestra economía es complicado.
El objetivo del 20% de peso industrial en nuestra economía es complicado, pero posible.

Casi todos los territorios cuyas economías han sufrido un deterioro importante por la crisis, se han lanzado durante los últimos tiempos a la tarea de la reindustrialización. En el ámbito comunitario, la UE viene destacando en su política económica la necesidad de generar más industria más competitiva. Sus políticas van dirigidas a ese objetivo, de modo que se ha apuntado como objetivo el 20% del peso del PIB comunitario en manos del sector industrial. Sin embargo, este objetivo, lejos de cumplirse, se ha ido alejando durante los últimos 3 años, de manera que actualmente la distancia entre ese objetivo ansiado del 20% y la realidad del peso industrial de la UE es de 5 puntos, la misma distancia que existe entre la media del peso industrial español y el objetivo ya genérico del 20% de la industria en el PIB.
   
Europa necesita de más industria por muchas razones, quizás la más urgente es la necesidad de crear en poco tiempo más capacidad de generación de empleo, objetivo que sólo la industria puede cumplir por su carácter de actividad inductora de más actividad. Y es que cada puesto de trabajo industrial genera como media 2 puestos de trabajo más en el mismo sector o en sectores adyacentes.

Pero, ¿por qué se retrasa ese proceso industrializador en Europa? Este sector necesita de un ecosistema favorable para crecer, no es sólo cuestión de ayudas, de mejor y mayor financiación, o de recuperación de la confianza en los mercados. La industria es el sector de actividad que más claramente representa la agregación de valores y la estimación de los mismos en base al coste de factores productivos. De tal manera que si no existe una política laboral lo suficientemente flexible, si no encontramos acceso a recursos y materias primas a precios razonables, si no conseguimos una unidad de mercado real para competir con acciones unilaterales de otros mercados del mismo o mayor tamaño que el europeo, si no hay una política monetaria adecuada y si no se logra implantar un efecto diferenciador en los productos y procesos industriales europeos a través de la generación de tecnología, no seremos capaces de competir con aquellos mercados, como el caso estadounidense, que sí han tomado la decisión de reindustrializar un país y lo han refrendado con medidas claras y planes eficaces.

Costes laborales

Europa no puede competir en costes laborales con economías emergentes, le cuesta exportar a estos mercados porque, entre otras cuestiones, ya soporta una barrera por la dureza de nuestra moneda, y en el proceso de agregación de valor soportamos unos costes energéticos muy por encima de aquellos países que han emprendido la misma tarea de la reindustrialización que la UE.

Llegamos así a una situación que requiere de una política firme que permita, por un lado, competir con economías emergentes que basan sus procesos productivos en escalas salariales subdesarrolladas y con acceso a materias primas a un coste muy inferior al del Viejo Continente. Por otro lado, debemos competir con economías más desarrolladas como la estadounidense a la que antes aludía, economías capaces de tomar decisiones sobre políticas monetarias mucho más rápidamente que en la UE, economías ricas en materias y recursos, economías con capacidad para crear tecnología aplicada a la industria.

Política europea
   
La solución debe pasar por un planteamiento claro en la política monetaria europea, por una unidad de acción en el esquema arancelario para defender nuestra capacidad industrial de los ataques de mercados que no respetan las reglas de la competencia, por la inversión en tecnología a través de la especialización productiva, por una estrategia energética común que priorice el abastecimiento energético a las industrias a precios competitivos y por la priorización de la financiación a las iniciativas industriales.

Respecto a nuestra comunidad autónoma, Castilla y León goza de un peso industrial en nuestra economía mayor que la media europea y nacional (17-18%). Las medidas que se han tomado para reforzar nuestra estructura productiva –Ley de Industria, Acuerdo Marco de Competitividad Industrial, Especialización industrial por sectores, Internacionalización e Innovación- deben ser complementarias y sumar esfuerzos con las medidas tomadas desde el entorno nacional y comunitario. Éste es sin duda el sector sobre el que la actividad económica regional y nacional debe emprender el camino de una recuperación de actividad y empleo.
   
El objetivo del 20% de peso industrial en nuestra economía es complicado, pero posible. Países como Alemania han llegado con un modelo industrial que, superando estrategias cortoplacistas de sus gobiernos, es capaz de alinear intereses para conseguir un peso industrial del 25% de su PIB.

1 comentario

  1. Señor Tobalina.
    Creo que su análisis no es del todo correcto.
    ” planteamiento claro en la política monetaria europea”. ¿Que planteamiento? Si bajamos la moneda, nuestras compras al exterior serán mas caras (muchos compramos al exterior la tecnología en dólares, no en euros – Ejemplo: Ordenadores, software, licencias, uso de patentes, etc). La mayoría si no todas las empresas industriales tienen en su balance una gran parte de “compras” al exterior en dólares (vease método ballena de evasión de impuestos), con lo que esta medida dificilmente provocará que dejen mas beneficios en españa. Obviamente son multinacionales.
    “unidad de acción en el esquema arancelario”. ¿Esto implica proteccionismo?. No creo que sea la solución. Mas cuando no tenemos capacidad para verificar TODO lo que llega desde China.
    Y ni rastro de autocrítica: la carga que soportamos las empresas en impuestos, trabas administrativas, legislación laboral y de seguridad en el trabajo que incrementa los costes sin sentido, hiper protección de los trabajadores fijos, convenios colectivos anclados en el siglo pasado resueltos por pseudo representantes de los empresarios junto a pseudo representantes de los trabajadores, gran parte de ellos ahora se ven como presuntos corruptos, normas ilógicas creadas por parlamentos nacionales, regionales, provinciales y locales, etc.
    PD:Espero que estas últimas elecciones contribuyan a despertarles sobre la que se nos avecina.

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