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Aquellos maravillosos emprendedores/2 Francesco Scrimieri

Por: Carlos Martín Tobalina
Imagen del homenaje que la Junta rindió a Francesco Scrimieri.
Imagen del homenaje que la Junta rindió a Francesco Scrimieri.

Os propongo un rápido paseo por la obra de uno de nuestros innovadores del pasado  que más me han impactado, el ingenioso ingeniero Francesco Scrimieri.

En noviembre de 2013, la Consejería de Economía y Empleo decidió rendir un homenaje a este italiano que se ha convertido en uno de los personajes más impactantes en la historia industrial de nuestro país y cuya trayectoria, como la de otros muchos emprendedores del pasado, no se ha puesto en valor suficientemente.

Lo cierto es que para escribir esta referencia a don Francesco, me ha bastado con acudir a una de las más fiables fuentes que existen en España (y en Europa) sobre la industria de la automoción, el doctor ingeniero don Manuel Lage, el cual se presta de forma desinteresada y generosa a enseñar una parte de su profundo conocimiento en esta materia.

Por Scrimieri fluían las corrientes creativas de cualquier innovador y emprendedor de pata negra, uno de aquéllos que cuando tienes la fortuna de cruzarte en su camino te impresionan por su energía y su talento. Yo no tuve la fortuna de conocer a esta personalidad, pero he sido testigo de su obra y he podido escuchar y aprender de quienes le conocieron en su ámbito profesional y que le quisieron y admiraron en su ámbito más personal.

Scrimieri crea 5 empresas a lo largo de su vida profesional en Castilla y León: FADA, SAVA, Tecnauto, Motransa e Inausa.

Su historia está llena de desafíos, de dificultades, de éxitos y de algún fracaso que dignifica la historia de este maravilloso emprendedor, de este torrente de talento y fuerza emprendedora que fue capaz de plantar en Valladolid la semilla de una de las fábricas dominadoras de la industria de la automoción en el segmento de las furgonetas y vehículos industriales pesados.

Los que le conocieron, hablan de él con pasión como de un hombre inquieto, creativo, trabajador, escrupuloso y exigente en las tareas con su equipo y consigo mismo, líder en las dificultades, generoso en el esfuerzo.

Inicios

Francesco llega en el año 1938 a España. Contaba entonces con 24 años y era técnico civil especializado en motores asignado en tiempos de guerra al parque móvil de Valladolid.
Finalizada la guerra, Scrimieri se instala en Valladolid e inicia su historia de compulsivo emprendedor. Su primer reto consiste en la creación de una pequeña industria (FADA) dedicada a la fabricación de menaje de cocina en aluminio. Para ello, utilizó desde 1940 un pequeño local de 50 metros cuadrados.

Segundo reto

Scrimieri necesita más capacidad para hacer frente a los pedidos crecientes de esta industria y decide financiar con los ingresos procedentes de sus ventas la ampliación de sus instalaciones para adquirir en la carretera de Segovia un espacio de 1.000 metros cuadrados donde ubicar a sus ya 25 operarios. Para entonces, ya había iniciado su tarea comercial que le lleva a proponer a la firma Sniace la integración en su cadena de valor de cilindros que hasta entonces este fabricante de pulpa  importaba de Italia.

Scrimieri financia parte de su crecimiento con su cliente. El volumen creciente en ventas le impulsa a invertir en más tecnología y maquinaria, no necesariamente para la fabricación del clásico negocio de FADA.

FADA va creciendo en capacidad y negocio hasta principios de los 50. La visión de poner a disposición de Sniace la capacidad industrial de FADA en un modelo de maquila traerá a Scrimieri futuras ideas en su estrategia integradora de la cadena de valor del sector automoción.
Diversificación

En el año 53, Scrimieri se lanza al reto de la industrialización de un vehículo. En una estrategia netamente push, donde sólo aquellos visionarios con talento son capaces de identificar una oportunidad latente en un mercado en el cual la demanda excede a la oferta y crean un producto que satisface esa demanda (modelo Apple). Así, Scrimieri,  en un país de postguerra que necesita de utilitarios baratos y ligeros para el transporte, se rodea de un equipo de técnicos cualificados y presenta la camioneta FADA en el año 1954.

Estrategia de negocio

Francesco se rebela como un excelente estratega en los negocios. Identificado el producto con entrada en el mercado, decide no concentrar el riesgo en una única sociedad excesivamente y decide crear SAVA, Sociedad Anónima de Vehículos Automóviles. Esta decisión viene impulsada por la no obtención de la licencia para la fabricación del prototipo de vehículo FADA en el año 56, por lo que decide crear un instrumento (SAVA) sobre el que cargar más esfuerzos y no arriesgar FADA, intuición al servicio del emprendedor.

Scrimieri empieza a destacar como un estratega al margen de su talento para crear nuevos productos e identificar las necesidades del mercado.

Desarrolla una gran habilidad para controlar la cadena de valor del sector de la automoción. Con grandes tiradas de producción, se justifica invertir en la cadena de valor aguas arriba del producto para aprovecharse de los márgenes industriales, para reducir costes y para integrar su propia tecnología desde la base al producto final controlando el conocimiento adquirido en todo el proceso productivo.

En 1955, en base a este esquema de trabajo, usa su conocimiento adquirido en la fábrica de menaje (cacerolas) de FADA para invertir en pistones para fundar Mondial Piston Española para la fabricación de pistones. Este mismo tránsito de control de su cadena de valor lo repite en 1960 incorporando una fundición de acero para camisas de motor. Posteriormente, en 1962 crea Tecnauto, industria dedicada a la fabricación de barras y sistema de dirección, cuya producción la integra en su propia cadena de SAVA y también la usa para comercializar producto para el resto de fabricantes españoles de motores, todo un alarde de estrategia integradora de la cadena de valor de los vehículos.

Búsqueda de socios

El desarrollo de SAVA es significativo desde finales de los años 50. A mediados de los años 60, Scrimieri ha centrado el negocio de SAVA en la fabricación de camiones ligeros y constantemente introduce innovaciones en su producto, proceso y gestión de negocio.  Inicia una de las colaboraciones más prometedoras y deseables desde el punto de vista estratégico con el ‘maestro’ Barreiros al integrar en sus vehículos la tecnología de los motores diésel de este  industrial y emprendedor, quien debería estar presidiendo el Salón de la Fama de los industriales españoles (si es que existiera algún entorno de este tipo en nuestro país).

Juntos, Scrimeri y Barreiros escribieron algunas de las páginas más exitosas de nuestra industria, juntos, quizás se convirtieron en una amenaza para un sistema político-económico plenamente extractivo (sin democracia ni división e independencia de poderes), que vio en esta alianza una amenaza al sistema de control sobre la industria y el libre mercado que preside cualquier actuación de un sistema político económico extractivo, base del fracaso de tantas y tantas economías.

Internacionalización

Como todo emprendedor con dimensión y proyección a un mercado abierto, Scrimieri tenía una visión integral e internacional de su negocio (think global). Consciente de las inabordables barreras que había creado una dictadura contraria al libre mercado, trató de integrar en su negocio partenariados estratégicos internacionales (autorizados por el régimen) para buscar la competitividad. En 1960 llega a un acuerdo con British Motors Corporation (BMC) para que esta última adquiriera un 8% del capital de SAVA, potenciando la división de camiones pesados.
Esta operación le ayuda a ampliar la planta de Valladolid en 1965, lo que le permite un gran incremento en su producción en la mejor etapa como industrial.

Enasa

Las turbulencias en el sector de la automoción afectan a SAVA a finales de los años 70.

El INI (ENASA) entra de forma estratégica y minoritaria en SAVA, no permite u obstaculiza los acuerdos entre Scrimieri y Barreiros para constituir un gran grupo industrial privado español, y en el año 68 compra la mayoría de la participación de SAVA, convirtiéndolo en Pegaso.

Scrimieri no puede reaccionar a este proceso como hubiera deseado, posiblemente es rehén de su generosa estrategia de integración de la cadena de valor, de crecimiento de las capacidades industriales y de grandes colaboraciones. En los sistemas extractivos, no es posible aplicar medidas económicas más propias de sistemas inclusivos (democracia, división de poderes, libre mercado).
La falta de liquidez le lleva a caer en las redes de INI y un emprendedor que se queda encorsetado en una minoría dentro de su propia creación, tiene los días contados dentro de ese sistema.

2 emprendedores bien avenidos, complementarios en sus colaboraciones, innovadores y alineados en la necesidad de crear industria y empleo como Scrimieri y Barreiros sufrieron procesos de desactivación similares y no pudieron sumar sus talentos para multiplicar resultados que este país hubiera merecido. Hoy, la industria de la automoción española de los constructores carece de propiedad nacional. Las decisiones se toman muy lejos de nuestro país y esta circunstancia siempre nos coloca en situación de debilidad.

Scrimieri decide finalmente deshacerse de su parte (22%) dentro de SAVA a cambio de un nuevo proyecto: la fábrica de tractores SAVA-NUFFIELD que pasa a denominar como Motransa en 1969.
Sin embargo, Scrimieri sigue creando y emprendiendo (innovando).

En 1985 crea una empresa que desarrolla y fabrica vehículos bimodales (híbridos, diésel/eléctricos) conviertiéndose en un cualificadísimo precursor de la movilidad alternativa. 30 años después, seguimos discutiendo sobre la estrategia más adecuada para implementar la movilidad eléctrica-alternativa.

Pegaso, ya fuera del control de Scrimieri, es comprado por Iveco en 1991. Hoy, la planta industrial es una de las más importantes del sector de los vehículos industriales ligeros en el sur de Europa y emplea alrededor de un millar de personas.

Valores y cualidades

Al igual que hablaba en el capítulo anterior, en este impresionante ingenio confluyen la creatividad, el riesgo, la sagacidad, la perseverancia, la intuición, la anticipación, la adaptabilidad para dotar a sus negocios de factores como la diversificación, el trabajo en equipos multidisciplinares, la internacionalización, la búsqueda de la excelencia en la integración de cadenas productivas, el desarrollo tecnológico, la innovación abierta en definitiva.

Don Francesco fallece en 1993. Su nombre, aunque no se ha olvidado, no se ha puesto en valor lo suficiente por parte personas e instituciones que tienen, que tenemos, algún tipo de responsabilidad en la industria.

En mayo de 2014, el Ayuntamiento de Valladolid da nombre de Francesco Scrimieri a la calle en la que se ubican la Delegación del Gobierno y la Consejería de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León.

1 comentario

  1. Aunque no soy emprendedor ni economista (soy trabajador por cuenta ajena) me ha gustado mucho el artículo, desconocía, lamentablemente por mi parte, la vida de tan ilustre vecino que con su actividad ha contribuido en gran medida a que nuestra ciudad sea lo que es hoy. He de incluir que he buscado la biografía de Francesco a raíz del cambio de nombre de la calle. Enhorabuena por el gran trabajo de divulgación.

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